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Crónicas en euskera sobre el encierro (primer tercio del s. XX)

2022-04-13

Los Sanfermines y el encierro no podían faltar en las crónicas en euskera del primer tercio del siglo XX. En aquel incipiente periodismo en lengua vasca que floreció en Navarra hasta 1936, destacaron Jose Agerre, Enrique Zubiri Manezaundi y, especialmente, Fermin Irigaray Larreko y Agustín Irigaray Apat. Este último, natural de Auritz / Burguete y vecino de Pamplona, firmaba con el seudónimo Lepazar y escribió, en 1918, la primera crónica en euskera del encierro, llena de humor, que relataba lo acontecido una vez que decidió correr el encierro.

19º CAPÍTULO - CRÓNICAS EN EUSKERA EN TORNO AL ENCIERRO (PRIMER TERCIO DEL S. XX.)

Los Sanfermines y el encierro no podían faltar en las crónicas en euskera del primer tercio del siglo XX, en aquel incipiente periodismo en lengua vasca que con los años floreció hasta 1936.

Agustín Irigaray Apat, natural de Auritz-Burguete, vecino de Pamplona y que firmaba con el seudónimo “Lepazar”, escribió una crónica llena de humor en 1918 para contar lo que le sucedió una vez que decidió correr el encierro:  

¡Que gentío había en la calle de la Estafeta! De repente, fiiist, el cohete (pum) en la puerta de la Rochapea. Se hizo un gran murmullo, que vienen, que vienen los toros!

(sonido ambiente del encierro)

 “Empecé a correr rápidamente hacia la plaza, sin tiempo de mirar atrás, y sin aliento, empapado de sudor, cuando de repente me pegué con la frente en el vallado, caí al suelo redondo, pensé que tenía a los toros encima, que iba a morir, imploré a mi madre la salvación, y hasta sentí el cuerno del astado”

¿Y qué era? El cuerno no, sino la porra de un guardia clavada en el trasero, mientras me caía una buena regañina:

- “Salta ya al otro lado, pedazo burro!”. 

Mientras tanto, los toros todavía estaban en el ayuntamiento.

El protagonista de esta anécdota también se refirió al ambiente general de los Sanfermines del año 1918:

“Este año los extranjeros han llenado a rebosar hoteles y posadas de todo tipo... La hostelería ha ganado mucho dinero. Era imposible no sumergirte en el ambiente y todos los días en la calle hasta media noche. ¡Esto es vivir!”

El director del hospital de Pamplona, el escritor Fermín Irigaray “Larreko”, tenía sin embargo otra visión sobre los Sanfermines, y criticaba en sus artículos los excesos de las fiestas:

 “Todo el día y la noche comiendo y bebiendo, bailando y saltando. Griterío ensordecedor, jaleo. Tras las fiestas vaya cuerpos, qué resacas, y los bolsillos vacíos”.  

Además, en 1927 advirtió sobre los peligros que comportaba correr delante de los toros.

 “Cuando era niño, corrían solo los que sabían, unos pocos corredores hábiles, y disponían de sitio. Pero luego la carrera se ha masificado totalmente y ni siquiera los toros y los corredores hábiles pueden correr. El encierro hoy en día es una burrada”

En una crónica de 1935, se refirió a una muerte que se produjo en el encierro de aquel año:

“El joven donostiarra Bustinduy ha fallecido tras recibir una cornada en el pecho. Descanse en paz.  Sus amigos de Pamplona han ofrecido una misa en su recuerdo. No es extraño que sucedan estas cosas en el encierro, tal y como se desarrolla últimamente. Antes, solo participaban los corredores y más o menos sabían cómo correr. Ahora no”.