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Movimiento literario de comienzos del siglo XX

2022-04-13

A principios del siglo XX se produjo un renacimiento en todos los ámbitos de la cultura vasca. La Diputación Foral de Navarra participó en la fundación de la Academia de la Lengua Vasca - Euskaltzaindia y de la Sociedad de Estudios Vascos - Eusko Ikaskuntza. En Pamplona se creó la asociación Euskararen Adiskideak. Destacan, entre otros, los escritores Fermín Irigaray Larreko, de Auritz / Burguete, los pamploneses José Agerre y Alexander Tapia Perurena, y el Padre Dámaso de Intza.

15º CAPÍTULO - MOVIMIENTO LITERARIO DE PRINCIPIOS DEL SIGLO XX.

En el capítulo 15, de Ecos del Euskera, nos hacemos eco del renacimiento de la cultura vasca a principios del siglo XX

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Sí, en las primeras décadas del siglo XX se produjo un renacimiento en todos los ámbitos de la cultura vasca: en la prensa, en la literatura, en la sociedad… También en Navarra.

Se fundaron dos instituciones de gran importancia: Euskaltzaindia, por un lado, y Eusko Ikaskuntza, por otro. En cuyo acto de fundación estuvo presente la Diputación de Navarra, junto con las Diputaciones de Álava, Bizkaia y Gipuzkoa, así como los obispos de Vitoria, Pamplona y Bayona.

Hubo más, mucho más….

Nació la asociación Euskal Esnalea, bajo la dirección de Arturo Campión, y en Pamplona, Euskararen Adiskideak, para llevar a cabo iniciativas a favor del euskera.

Se organizaron clases de euskera para personas adultas y la prensa en lengua vasca también empezó a florecer.

El padre Dámaso de Intza, por ejemplo, creó dos revistas en Pamplona, en el convento Capuchinos extramuros a las orillas del Arga. Una fue Zeruko Argia que aún perdura con el nombre de Argia

El primer número se publicó en enero de 1919. Dice así:

 “Saludamos a la gente vascohablante de ciudades y pueblos, del interior y del litoral. Aquí estamos. Pero ¿a qué hemos venido? A alumbrar a través de la revista a nuestro querido país del euskera”.

Paralelamente, en la prensa castellana de Navarra comenzaron a publicarse artículos en euskera, a partir de 1910.

El primer artículo fue escrito por el médico Fermín Irigarai, natural de Auritz-Burguete, en el diario La Tradición Navarra en 1910. Eligió un tema universal: el tiempo

 “Tras dos o tres días bastante buenos, ha comenzado de nuevo a llover. Ojalá el cometa Halley seque con su cola todos los rincones…”.

Al pamplonés Saturnino Ibarrola, le preocupaban los lobos en Urbasa. Según recoge en El Eco de Navarra,

“Los lobos están causando estragos en Urbasa. Se han producido muchos ataques. El otro día la gente de los pueblos de las inmediaciones celebraron una reunión en la que todos coincidieron en gratificar a quienes limpien los montes de lobos”.

Entre los articulistas, el más prolífico fue Don José Agerre, nacido en la calle Dormitalería de Pamplona. Primero escribió en el Diario de Navarra.

En uno de los artículos se refirió a la gran asamblea celebrada en Pamplona para pedir a Madrid que autorizara de una vez el derribo de las murallas para posibilitar el ensanchamiento de la ciudad.

El Euskal Jai se llenó a rebosar. Se puede decir que Pamplona entera estuvo presente pidiendo encarecidamente la ampliación de la ciudad. Parece que alguien en Madrid está empeñado en impedir la expansión de Pamplona. A otras ciudades se les ha dado permiso para derribar sus murallas. Pamplona, sin embargo, se encuentra cada vez más asfixiada.

Aquel movimiento cultural se corto de raíz a partir del 18 de julio de 1936. En aquel clima, en casa del escritor Manezaundi, optaron por quemar todos sus escritos en euskera, y en casa de los Irigaray, en la calle Paulino Caballero, taparon con cal las palabras en euskera que presidían la fachada: “Irigarai baita. Edozein txoriri eder bere kafia. 1924”.

A pesar del clima de terror que se vivía, el doctor Irigaray comenzó a escribir un libro en su hogar del Segundo Ensanche pamplonés para dar testimonio de lo que estaba sucediendo, bajo el significativo título de “Gerla urte, gezur urte”, es decir, año de guerra, año de mentiras

“.. ¡Severas prohibiciones! ¡No está permitido escribir, ni hablar en euskera! Pronto, tendremos que traducir hasta los apellidos… En adelante nadie se acordará ni siquiera que aquí existieron euskaldunes…”.

Afortunadamente, poco a poco, gracias a la labor de mucha gente, en la segunda mitad del siglo XX la cultura vasca comenzó de nuevo a florecer.